La Voz de los Trabajadores
Foto: Protesta del 16 de febrero de 2023 frente a la sede de la ADH
La designación del general retirado Ramiro Matos, represor con un amplio expediente de crímenes contra la humanidad, como miembro de la Academia Dominicana de la Historia (ADH) ha precipitado una crisis inédita en la institución. Mediante una carta abierta, la académica Mu-Kien Sang Ben, primera mujer en presidir la institución entre 2016 y 2019, anunció el 11 de marzo la suspensión de su asistencia a las actividades de la ADH. Pedro L. San Miguel fue más lejos y anunció su renuncia a la ADH. Otros integrantes, como Quisqueya Lora y Michiel Baud han condenado públicamente la incorporación de Matos, mientras que Welnel Darío Féliz, quien integra la directiva en el cargo de tesorero, no firmó el documento con el que los otros directivos intentaron defender la designación de Matos.
Luego de casi cuatro meses de silencio oficial, Juan Daniel Balcácer (presidente), Fernándo Pérez Memén (vicepresidente), Miguel Reyes Sánchez (secretario), y Miguel Guerrero (vocal) firmaron una respuesta a la carta abierta de Minou y Manolo Tavárez Mirabal de diciembre de 2022, cuestionando la incorporación de Matos. Los directivos afirmaron que “escapa a la competencia de esta Academia emitir veredicto condenatorio o no” sobre los crímenes del militar retirado y afirmaron que su incorporación se sustentaría en que la ADH es una “institución de carácter pluralista”. La reafirmación de ese apoyo al genocida Matos aumentó la polarización dentro de la propia ADH.
A la debilidad inicial de que Welnel Darío Féliz no apoyó con su firma a los otros directivos se sumó una ola de reacciones adversas. Sang Ben cuestionó en una carta abierta a Balcácer y compañía: “¿Cuál es el deber de los historiadores? ¿Cuál debe ser el papel mismo de la Academia? ¿Debemos ser simplemente descriptores de la realidad, del pasado, sin asumir una posición crítica sobre los horrores cometidos?”. Minou Tavárez Mirabal calificó la respuesta recibida por parte de los directivos como una “vergüenza nacional” y cuestionó que “la historia bien contada” a la que aquellos se refieren sea una historia “contada por los asesinos”. En una sólidamente fundamentada carta de renuncia a su condición de miembro correspondiente extranjero de la ADH, Pedro L. San Miguel, demolió el planteo ténico-legal de la tendencia encabezada en la ADH por Balcácer: “Huérfano de fundamentos históricos y éticos, el planteamiento de la ADH termina siendo una banal opinión leguleya”. San Miguel en su misiva reivindica al fallecido historiador Emilio Cordero Michel, en tanto “encarna una tendencia histórica, comprometida con la lucha contra el despotismo y contra esas infaustas fuerzas internas que tradicionalmente han aquejado a República Dominicana. Hoy en día, esas aciagas tendencias renacen con pujanza por doquier: se expresan en ideologías, movimientos políticos, y manifestaciones culturales retrógradas, autoritarias, profundamente antidemocráticas y fundamentalistas”.
Precisamente lo que muchos dentro y fuera de la ADH cuestionan es que se pretenda defender a Matos a nombre del pluralismo, dado su rol como gendarme y represor antidemocrático, como lo demuestra su participación en la represión trujillista a los expedicionarios de 1959, en la tortura y asesinato de combatientes en Las Manaclas en 1963 que se oponían al golpe de Estado, la participación de Matos nuevamente en el bando golpista en 1965, su rol en el asesinato de Francisco Alberto Caamaño en 1973 como parte del régimen dictatorial de Balaguer, y en la dirección de la represión que dejó cientos de personas asesinadas en abril de 1984, durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco.
Por eso, más de cincuenta intelectuales, académicos, dirigentes políticos y sociales, en una declaración publicada el 3 de marzo, consideraron que “rechazar la designación de Ramiro Matos forma parte de una lucha más amplia por las libertades democráticas en la República Dominicana”. Entre las firmas en ese documento se destacan las de las historiadoras Neici Zeller y Quisqueya Lora. Lora, quien es miembro correspondiente nacional de la ADH, planteó en un artículo una semana antes que el ingreso de Matos a la ADH “es una afrenta a la memoria de los héroes, heroínas y mártires que han luchado por salvaguardar la democracia. En un país donde la impunidad, la complicidad y las conciliaciones históricas están a la orden del día, la Academia está llamada a ser coherente, honrar su propio discurso y a jugar otro papel”.
Al igual que Lora, Michiel Baud, quien es miembro correspondiente extranjero de la ADH cuestionó en otra carta abierta los supuestos aportes académicos de Matos. “No reconozco al Sr. Matos González como un historiador reputado… (el asunto de las acusaciones contra Matos) es una muestra de cómo la herencia del pasado autoritario sigue teniendo un impacto importante en la sociedad dominicana y sus percepciones históricas. La Academia no debe tener una posición conflictiva o ambigua en este debate”, afirmó Baud.
En el marco de la controversia ha salido a relucir el origen dictatorial de la ADH, creada en 1931 por la dictadura trujillista, así como la pasada membresía de connotados trujillistas y represores como el dictador Joaquín Balaguer. En la protesta frente a la sede de la ADH, realizada el 16 de febrero por parte de organizaciones sociales y políticas, la pancarta que encabezó la movilización tenía por consigna “¡A destrujillizar!”. Ese día se entregó una declaración que condenaba la designación de Matos como “injustificable desde el punto de vista académico” y solo interpretable “como un reconocimiento de carácter político a uno de los ejecutores de las políticas represivas y genocidas tanto del período trujillista como del post-trujillista”, ubicando a la ADH “en una situación de abierta complicidad y apología del crimen”, en el marco de la difusión desde la ADH de “discursos afines al fascismo”. “(Sin) ese mínimo gesto de integridad cívica y coraje moral… (de) decir que NO, que no se aceptan genocidas en la Academia Dominicana de la Historia… su bancarrota política, moral y finalmente académica será irreversible”, concluía la declaración. Menos de un mes después, parece empezar a materializarse ese vaticinio.