El show de Abinader en la ONU

Lucía Matos

El presidente Abinader generó una pésima impresión en la Asamblea General de la ONU. Intentó presentar su gestión como ejemplo a seguir en salud, cuando ni siquiera cumple la ley en términos de inversión y además subsidia a las ARS en vez de garantizar salud pública de calidad. La firma del contrato entreguista con la Pfizer y la continua violación de los derechos de los trabajadores de la salud también desmienten la pose que intentó lucir en la ONU, de que le interesa la salud.

El presidente hizo tres propuestas de Abinader a la Asamblea General de la ONU: Pidió financiamiento para la transición a energías limpias en los países pobres. Dijo que República Dominicana aporta poco al calentamiento global, lo cual es relativamente cierto si se toma como referencia a países imperialistas que van a la vanguardia en la destrucción capitalista del ambiente y las emisiones de gases de efecto invernadero, ¡pero lo que no admite Abinader es que también podría hacer mucho más para reducir las emisiones en nuestro país! En realidad los gobiernos de países como República Dominicana, que son los más vulnerables al cambio climático, deberían ser los más enérgicos en exigir un cambio radical en el rumbo al que nos conduce la economía capitalista. Nada de eso escuchamos por parte de Abinader.

Y es que Abinader impulsa políticas de depredación ambiental que aportan al calentamiento global como la megaminería, la producción de plásticos de un solo uso, la operación a carbón de Punta Catalina, y otras que podrían superarse, tan solo si hubiera voluntad política. Tampoco es aceptable que los países semicoloniales o coloniales como el nuestro tengan que incurrir en mayor endeudamiento externo para modificar su matriz energética y depender menos de los combustibles fósiles. Pero además Abinader está impulsando la exploración en busca de petróleo, y contempla una reforma de los hidrocarburos precisamente entre las iniciativas que promueve en su «diálogo nacional» con los capitalistas y los partidos con representación en el Congreso. Lo cual demuestra que no existe ninguna intención de cambiar nada en ese terreno.

Otra propuesta del presidente en la ONU fue que los países ricos redirijan los giros recibidos del FMI a los países pobres. No quedó claro si se trataría de otro mecanismo de endeudamiento adicional para países que ya están agobiados por las deudas externas. En realidad tendría mucho mayor impacto que un bloque de países pobres de América, África y Asia impulse el no pago de la deuda externa. Eliminando las exenciones de impuestos a los capitalistas y suspendiendo los pagos de la deuda externa, el gobierno podría disponer de recursos mucho mayores ya, para invertir en salud, educación, agricultura, y también en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los países africanos han negociado en bloque logrando moratorias y condonaciones totales de deudas, ese es un ejemplo a seguir. No seguir aumentando el endeudamiento con el FMI.

Pero indudablemente lo más vergonzoso del discurso de Abinader fue su llamado a la «comunidad internacional» a intervenir en Haití. Demostró su patológico racismo al decir que nuestro país «carga» con Haití, lo cual es a todas luces falso y ridículo. Haití es el único país con el que República Dominicana tiene un gran superávit comercial y la comunidad inmigrante de origen haitiano aporta de manera significativa al desarrollo nacional, especialmente en industrias como la construcción y la agroindustria, casi siempre recibiendo por su fuerza de trabajo salarios de miseria y sufriendo superexplotación, sin derecho a sindicalizarse o recurrir ante la justicia para hacer valer sus derechos laborales. El discurso de Abinader oculta esa realidad tras el velo de los prejuicios racistas y xenófobos.

Además, si de algo ha habido bastante es intervención imperialista en Haití, de manera ininterrumpida. Esa no es la solución sino la causa de la crisis. En 2004 EEUU apoyó y participó en un golpe de Estado, al que tambien aportó el gobierno de Hipólito Mejía, destruyendo los derechos democráticos del pueblo haitiano. Luego vino la ocupación de la Minustah. Por 14 años la ONU ocupó Haití, reprimiendo, generando una epidemia de cólera y consumiendo miles de millones de dólares que pudieron invertirse en acceso a electricidad, agua, salud y educación. Haití está actualmente bajo tutela imperialista del Core Group. Pero Abinader quiere más intervención.

Abinader usó en la ONU el tema de Haití para distraer de la corrupción de la que se acusa a su superministro Macarrulla, de la crisis de salud, del robo de la seguridad social mediante las AFP, de la miseria que sigue creciendo, de la destrucción megaminera, de la ruina de los campesinos. En vez de azuzar el racismo y distraer de la crisis que sufrimos en República Dominicana, y que no es causada por Haití sino por la burguesía voraz y los gobiernos proimperialistas que han atacado sin cesar nuestros derechos, Abinader debería escuchar las exigencias populares como #NoMásAFP, #FueraBarrick, #FueraMacarrulla y #AbortoLegalYa.

No nos dejemos distraer ni manipular por el gobierno.

¡Basta de la política agresiva de pedir intervención en Haití y perseguir a los inmigrantes!

¡Que se atiendan los reclamos populares en nuestro país!

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