La Voz de los Trabajadores
Imagen: Banksy
El gobierno incumplió nuevamente su promesa de aumentar los salarios mínimos por encima de la inflación. Contradiciendo el discurso del 27 de febrero, apenas una semana después Abinader, junto al Comité Nacional de Salarios, anunció un pequeño aumento del 15% a partir de abril para el salario mínimo de las empresas privadas no sectorizadas, así como un segundo aumento del 4% efectivo en febrero del próximo año. La inflación acumulada desde el anterior aumento, de julio de 2021, será superior al 13%, pero en el caso de los alimentos y bebidas, rondará el 17% según advirtió el economista Francisco Tavárez. Para las familias trabajadoras, el gasto en alimentos consume la mayor parte de sus ingresos, por lo cual no hay un aumento del salario real, solo un ajuste parcial por inflación.
Para poder apreciar lo ridículo del aumento de 15%, veamos el aumento al salario mínimo diario. La masa trabajadora empleada por microempresas tuvo un aumento a su salario mínimo de RD$1,785 pesos, para llegar a RD$13,685 mensuales. Ese aumento dividido entre el promedio de 23.83 días laborales mensuales, nos arroja la microscópica suma de: ¡RD$75 diarios de aumento! En empresas clasificadas como pequeñas, el aumento del salario mínimo mensual es de RD$1,935, para ascender a RD$14,835, el aumento diario es de solo RD$81. Las personas empleadas por empresas medianas tienen un aumento del salario mínimo de RD$2,887, para llegar a RD$22,138 mensuales, un aumento diario de RD$121. Quienes trabajan en empresas grandes tienen un aumento del salario mínimo de RD$3,150, para llegar a RD$24,150 mensuales, un incremento de apenas RD$132 diarios.
Lamentablemente la clase trabajadora no tiene representación en el Comité Nacional de Salarios, mientras que los capitalistas tienen una triple representación. Además de tener una representación directa por parte del CONEP, también están representados indirectamente por el gobierno y por la burocracia sindical de la CNUS, CNTD y CASC, abiertamente pro-patronales. Por eso, pese a que esta burocracia sindical planteaba un aumento del 35%, no hizo absolutamente nada por movilizar a la clase trabajadora y aceptó lo que definieron el CONEP, el ministro De Camps y el presidente Abinader.
La meta de inflación del Banco Central para 2023 es de alrededor de 4% y el FMI proyecta una inflación de 4.5%, con lo cual puede esperarse que el aumento del 4% en febrero de 2024 apenas compense la inflación. El aumento actual tampoco afecta el salario mínimo de hoteles, bares y afines, de RD$11,383, o el de las zonas francas de RD$11,500. Un trabajador agrícola que trabaje el máximo legal de 48 horas a la semana también ganará apenas 9,600 pesos en cuatro semanas, pues su salario mínimo es de 500 pesos por jornada de diez horas. El salario mínimo para el trabajo doméstico es de RD$10 mil. El Estado también paga salarios míseros, como el mínimo de RD$10 mil en las instituciones del gobierno central.
El salario promedio nacional se mantiene estancado en torno al 71% del costo de la canasta familiar promedio, que ha subido a RD$43,484.94 hasta enero de 2023, lo que representa un aumento de RD$7,401 desde agosto de 2020. A comienzos de 2023 el salario promedio nacional apenas supera los 30 mil pesos. Es necesario un aumento general de salarios, pero esta posibilidad está totalmente descartada por el gobierno, los empresarios y la burocracia sindical. El salario real es hoy más de un 20% inferior al del año 2000, pese al crecimiento económico y el aumento de la productividad del trabajo en estos 23 años, lo que evidencia un aumento en la explotación capitalista, como lo evidencia el estudio “Ajuste salarial decente en un contexto inflacionario” (FES, 2023).
Hay una fórmula para permitir que el salario real aumente: respetar la libertad sindical, permitir que la clase trabajadora se organice sindicalmente y negocie con los capitalistas y el Estado las condiciones en las que vende su fuerza de trabajo, tanto las condiciones laborales como los salarios. Solo construyendo un nuevo movimiento sindical, democráticamente desde las bases, e impulsando la movilización de la clase trabajadora, es posible conquistar el aumento general de salarios y cambiar la terrible realidad que padecemos bajo este antidemocrático régimen político, económico y social.