Movimiento Socialista de los Trabajadores
Luego de 16 años consecutivos de gobiernos morados, el PLD recibió el 5 de julio una humillante derrota en la primera vuelta de la elección presidencial y perdió la mayoría en el Senado y la Cámara de Diputados. La mayoría de los votantes le cobraron años de abusos y corrupción, en los que las bonanzas favorecieron a los ricos y las crisis castigaron a los pobres. El voto castigo fue capitalizado por el PRM y su candidato presidencial, el empresario Luis Abinader, pero no hubo grandes celebraciones por su triunfo. En la contienda presidencial la alianza encabezada por el PRM obtuvo el 52.5%, la del PLD un 37.4%, mientras que las del PRSC y Alianza País sacaron el 8.9% y 0.9% respectivamente. El PRM obtuvo dieciocho senadores, el PLD seis, cinco el PRSC, y los tres restantes los obtuvieron los partidos BIS, FP y DxC, uno cada uno. La alta cantidad de senadores del PRSC en relación con su baja votación se debe a que se benefició de su alianza con el PRM.
La abstención, de 44.7%, fue superior a la de las últimas elecciones presidenciales. La pandemia del covid19 y las mínimas diferencias entre los candidatos disuadieron a muchos de votar. De todas formas, la abstención relativamente elevada no favoreció al PLD, que llegó a la elección debilitado por las luchas contra la reelección y su división del año pasado, así como por las grandes movilizaciones contra el fraude en febrero de este año.
En nuestra declaración electoral advertimos que la clase trabajadora no tenía representación en la contienda y que no votaríamos por nuestros verdugos: “aunque comprendemos a la población que irá a votar por la oposición, como castigo al gobierno, advertimos que ni el 5 de julio ni el 16 de agosto habrá un cambio real. El PRM no es ni revolucionario ni moderno… ¡Ningún voto para los corruptos, entreguistas, represores, misóginos y racistas de los partidos del sistema, ni para sus aliados!”. Con la salida del PLD del gobierno, situación que ha creado expectativas en sectores del pueblo sobre las posibilidades de mejorar su situación, debemos prepararnos para luchar en la calle por nuestros derechos, pues quienes llegan al gobierno no nos representan.
No podemos cifrar ninguna confianza en el nuevo gobierno del CONEP y la ANJE

La historia de los gobiernos del PRD, partido del cual el PRM es heredero directo, así como sus actuaciones como partido opositor o gobernando la capital y otros municipios, nos indican que el PRM es un partido que representa a sectores de la burguesía exportadora. Ello se refleja en el programa de Abinader y sus primeros nombramientos. En 1984, un gobierno del PRD masacró al pueblo que salió a protestar contra el ajuste dictado por el FMI y en el 2003 el gobierno de Hipólito Mejía envió tropas dominicanas a apoyar la invasión estadounidense de Irak. También se les recuerda como gobiernos corruptos y entreguistas. No es casual que uno de los primeros nombramientos anunciados es el del Ministro de la Presidencia, que será ocupado por Lisandro Macarrulla, ex presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), o que se haya dado continuidad a Valdez Albizu a la cabeza del Banco Central, cargo que ha ocupado más de veinte años desde su nombramiento por parte de Balaguer en 1994, únicamente con la interrupción de los años 2000-2004. El ministro de Hacienda designado, Jochi Vicente, también ha sido directivo del CONEP y presidente de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE). El superintendente de Bancos designado, Alejandro Fernández, es un ex ejecutivo bancario y ex miembro de las comisiones de economía del CONEP. El Centro de Exportación e Inversión (CEI-RD) será dirigido por Biviana Riveiro, otra ex directiva de ANJE.
El anuncio de que las 31 gobernaciones serán ocupadas por mujeres no debe hacernos olvidar que esos cargos son cuasi decorativos y que ya la dictadura de Balaguer al inicio de “los doce años” designó a mujeres a cargo de todas las 26 gobernaciones que existían entonces. Lo decisivo en este caso es cuál es el programa que aplicarán esas funcionarias.
El programa del “cambio”

El programa se titula “Un país para su gente, Lineamientos generales del Programa de Gobierno del Cambio”. Plagado de generalidades, sus principales banderas son la lucha contra la corrupción y la creación de un Ministerio Público “independiente”. Cuando un partido no tiene nada qué ofrecer, dice que combatirá a la corrupción, así evita hablar de cambios de fondo. Cabe mencionar algunos elementos sintomáticos de un programa totalmente favorable a los capitalistas y perjudicial para el pueblo trabajador: ofrece crear 600 mil empleos formales en 4 años, lo cual ni siquiera alcanza a los más de 700 mil empleos perdidos en la actual crisis. Esta “creación de empleos” se concibe como resultado de una gestión estatal destinada a “fortalecer a las empresas (privadas)”, favoreciendo las exportaciones, duplicando el número de empresas en zonas francas e instalando plantas de ensamblaje en la zona fronteriza. Lamentablemente el modelo que el nuevo gobierno pretende profundizar es injusto y depredador. Las exenciones tributarias y los subsidios a las empresas de las zonas francas significan la pérdida de más de 600 millones de dólares al año. También se ofrece a los empresarios una importante devaluación del peso para dotarles de un tipo de cambio que abarate sus costos de producción, lo cual también significaría empobrecer a la enorme mayoría del pueblo dominicano.

Se le ofrece a la burguesía transnacional ampliar la megaminería con la explotación de nuevos yacimientos en el sur y la ampliación de la explotación del yacimiento Pueblo Viejo a cargo de Barrick Gold. Esto echa por tierra las limitadas metas del programa en materia ambiental, donde no se tocan temas cruciales como Loma Miranda, amenazada por la megaminería, la destrucción del Parque Nacional Sierra de Bahoruco por parte de latifundistas para la siembra de aguacates para la exportación, o la contaminación generada por la Central Termoeléctrica en base a carbón de Punta Catalina, que ya está afectando a la provincia de Peravia. Si bien se propone la prohibición de los plásticos de un solo uso, no se plantea un plan nacional de reciclaje ni el cierre del vertedero de Duquesa, cuyos gases venenosos azotan a la capital.
El PRM propone entregar a “alianzas público-privadas” acueductos, puertos, carreteras y la gestión de servicios públicos, continuando la política privatizadora del PLD. También se propone la eliminación de impuestos para la burguesía. Mientras se hace más regresivo el esquema impositivo con las exenciones a los de arriba, se espera capitalizar al Banco Central con fondos provenientes de la megaminería contaminante, las privatizaciones y concesiones de bienes públicos a capitalistas. Un verdadero desastre.
Se plantea la eliminación de instituciones “redundantes” en el sector público pero sin garantía de continuidad laboral para la masa laboral, lo que constituiría un mecanismo de ajuste con despidos masivos. Tampoco habría un ahorro importante pues se prevé aumentar el gasto en represión. Las únicas propuestas concretas de aumentos salariales son para militares y policías. Las prioridades represivas del nuevo gobierno están claras, se anuncia un aumento presupuestario para CESFRONT y la hipervigilancia policial comunitaria con cámaras y dispositivos electrónicos, además de la “saturación de la presencia policial” (sic) en los primeros cien días de gobierno en barrios populares denominados “zonas de impacto”. ¿Se usará esa “saturación policial” para prevenir cualquier protesta popular? Sí. El programa de Abinader equipara “orden público” con “paz social”.

Durante la campaña, Abinader incorporó como asesor en materia de seguridad al ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, un político de extrema derecha recordado por sus ataques contra las comunidades pobres de esa ciudad estadounidense, por su amistad con Trump y sus negocios turbios con gángsters ucranianos y de otras nacionalidades. También hay una peligrosa intención de elaborar un “Libro Blanco de la Defensa de la República Dominicana” por parte del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, para establecer una definición de los “intereses nacionales”. Repudiamos estos planes.
El programa “Familias de Cariño”, contemplado en el programa, refuerza roles de género en el cuidado, al emplear trabajo femenino precarizado sin contratos de trabajo formales, apenas beneficiario de “pagos de compensación”. En un país donde un tercio de los jóvenes entre 15 y 24 años ni trabaja ni estudia y miles son obligados a emigrar cada año, lo que ofrece Abinader es un programa de pasantías estudiantiles, en realidad una forma de trabajo precarizado. No se plantea el aumento presupuestario de la UASD sino su “saneamiento financiero”, presumiblemente más recortes.
Las metas en materia de salud en medio son deprimentes, mientras el país atraviesa la pandemia del covid19, además de graves problemas con la extensión de enfermedades como el dengue y la tuberculosis. Se aspira a alcanzar una inversión del 3% del PIB en 2024, ¡la mitad de lo recomendado por la OMS! A lo que hay que agregar que gran parte de esa menguada inversión pública se la tragan los mercaderes de la salud, las ARS, que el nuevo gobierno no piensa tocar.
Ni una palabra sobre aumentar los salarios mínimos, la defensa de la libertad sindical, mucho menos sobre reconocer las pensiones a los trabajadores cañeros. La única mención de protección a los trabajadores dominicanos en el programa del PRM no guarda relación con los abusos y la superexplotación de los patronos privados o estatales. No. Solo se habla de proteger a los trabajadores dominicanos en un ejercicio de demagogia reaccionaria, al proponer un sistema de cuotas o topes laborales para trabajadores migrantes, incluyendo cuotas específicas de trabajadores estacionales. En un país donde es común el uso de los cuerpos represivos para deportar a trabajadores inmigrantes a pedido de los empresarios que les adeudan salarios, y donde el derecho a la sindicalización está severamente restringido, este tipo de medidas tendrían un efecto perverso en las relaciones laborales, con frecuencia de semiesclavitud.
En materia de relaciones internacionales no hay novedades, se plantea profundizar la relación con EEUU, que es claramente de subordinación.
Un gobierno al servicio de los capitalistas y la Iglesia

El programa del PRM evidencia que está al servicio de los capitalistas. El nuevo gabinete tendrá un fuerte componente de dirigentes del CONEP y la ANJE. Pero no solo eso. También es un gobierno con fuertes compromisos con los fundamentalistas cristianos que se oponen a cualquier avance de los derechos de las mujeres o de la comunidad LGBT. La primera dama, Raquel Arbaje, en un audio difundido y no desmentido durante la campaña, dijo estas palabras que hielan la sangre de cualquier persona de convicciones democráticas: “Vamos a imponer la agenda de valores, juntos con las iglesias cristianas evangélicas y católica. Ya hemos hablado con pastores y miembros importantes de la Iglesia… En cuanto a la frontera, Luis Abinader va a poner ley y mano dura… ¿Quién ha permitido la invasión silente en estos últimos años, más de una década de invasión haitiana silente?… Que la sangre de Cristo unja el palacio nacional, que es lo que no ha pasado todos estos años”. En el audio, Arbaje también critica que los jóvenes accedan a métodos anticonceptivos y asegura que mujeres haitianas dan a luz en hospitales públicos dejando sin camas a las mujeres dominicanas. Más allá de su peligroso fanatismo religioso, estas palabras anuncian una política terrorífica de ataques a los derechos humanos. Seguirá siendo una urgente tarea para el movimiento obrero y popular luchar por lograr que el Estado dominicano sea laico.
En todo caso, no son afirmaciones extrañas al pensamiento del presidente electo. Abinader, en un foro organizado por el Instituto Duartiano en Nueva York, el 28 de febrero del año pasado, defendió el despojo de la nacionalidad a personas dominicanas de ascendencia haitiana, agitando el fantasma de la fusión entre República Dominicana y Haití. Un desquicio tradicional de la derecha dominicana.
¡No al borrón y cuenta nueva! ¡Conquistemos nuestros derechos en las calles!
Así como enfrentamos al gobierno del PLD en las calles y derrotamos muchos de sus planes, ante este nuevo gobierno tenemos que estar preparados para salir a las calles a hacer valer los derechos del pueblo trabajador. A partir de agosto tendremos dos grandes desafíos: derrotar la intención del gobierno de aplicar un borrón y cuenta nueva a favor de los corruptos del PLD, y luchar por verdaderas medidas ante la pandemia que contengan la crisis sanitaria y logren que el costo social de la crisis no siga recayendo violentamente sobre la mayoría explotada y empobrecida del país, como hemos venido planteando insistentemente.

El 7 de agosto del año pasado llamábamos a “conformar un frente antirracista de alcance nacional, con la participación de las organizaciones políticas, sociales, culturales, comunitarias y sindicales comprometidas para derrotar el actual auge de los discursos y agresiones racistas en el país”. Es urgente avanzar en esa dirección, ante un presidente que reproduce elementos discursivos de la derecha más rancia.
También es indispensable organizarnos en defensa de la libertad sindical y por salarios dignos, impulsar la creación de una verdadera central sindical que no esté controlada por burócratas lambones del gobierno, que funcione democráticamente y con autonomía respecto de los empresarios y el Estado. Luchar por el fin de las AFP y las ARS que se lucran negando el derecho a la salud y a la seguridad social a millones de personas. Impulsar acciones unitarias contra el desastre ambiental y exigir el cierre de Duquesa. Movilizarnos por derecho al aborto y contra el matrimonio infantil, por educación sexual y reproductiva y acceso a anticonceptivos para dejar de ser el primer país de América Latina en embarazo adolescente, así como por legislación para brindar garantías al trabajo doméstico remunerado. Reivindicar el matrimonio igualitario y un cupo laboral trans. Para avanzar en la lucha por todas estas conquistas también tenemos que organizarnos políticamente.
Lamentablemente para ello no podemos contar con las organizaciones que pese a reclamarse de izquierda apoyan al nuevo gobierno y tratarán de frenar las luchas pidiendo darle tiempo a Abinader. Es necesario tener total independencia respecto del gobierno y que con la juventud trabajadora, con los luchadores de los barrios y del campo, mientras defendemos nuestros derechos, construyamos una organización política verdaderamente revolucionaria.

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