La oposición electoral no estuvo a la altura de la crisis

Manuel Gual

Hemos visto cómo el gobierno se ha colocado ante la actual crisis al servicio de los banqueros, los empresarios, los especuladores financieros y acreedores de la deuda dominicana, las ARS y las AFP, los explotadores y poderosos de siempre. Mientras que deja que todo el peso de la crisis recaiga sobre los hombros de quienes viven de su propio trabajo en República Dominicana. Ello refleja lo que el gobierno moribundo de Danilo Medina y el PLD son, un gobierno burgués profundamente antipopular y antiobrero. Sin embargo, también es digno de notar que los partidos opositores con representación parlamentaria y candidaturas presidenciales no ha planteado una alternativa verdaderamente diferenciada en forma y fondo a la política del gobierno.

Para demostrar esto que afirmamos, veamos lo que ha planteado cada candidato presidencial opositor. Luis Abinader del PRM, es un empresario con apoyo de algunos partidos de izquierda como el Frente Amplio. Propuso crear un fondo de contingencia que pagara 10 mil pesos mensuales a cada trabajador cancelado o suspendido, previendo que 500 mil personas perdieran sus empleos. Dicho fondo sería financiado con recortes al gasto público y con recursos del IDOPRIL, si bien dentro de su propuesta habría que invertir también en compras a futuro de petróleo aprovechando la caída en los precios internacionales, lo que dejaría menos recursos para atender la crisis actual. Propuso también una suspensión temporal del cobro de los servicios públicos y los cobros de impuesto sobre la renta e ITBIS, así como compensaciones fiscales a las empresas que paguen salarios de trabajadores cuyas labores se suspendan. Una de sus propuestas centrales en lo político es cohesionar la unidad nacional ante la crisis, por eso una de sus publicidades dice: “Todos somos del mismo equipo”. Es un tema en el que insiste obsesivamente, más recientemente con el llamado a una «cumbre de dirigentes políticos». También ha imitado al candidato del PLD al hacer donaciones “humanitarias” de equipos médicos como parte de su campaña.

Claramente el problema con estas propuestas, que incluso el gobierno adoptó parcialmente, por ejemplo, en el caso del uso de recursos del IDOPRIL, es que dan por descontado que debe haber miles de cancelados y suspendidos. El planteamiento de la unidad nacional puede sonar bien, pero en lo concreto lo que significa es la unidad de la clase trabajadora con los empresarios que aplican cancelaciones y suspensiones, que obligan a trabajar en condiciones inseguras; la unidad de las feministas con la Iglesia que se opone a los derechos de las mujeres; la unidad incluso con el gobierno del PLD que viola nuestros derechos. Esa unidad solo les sirve a los empresarios y al gobierno, no le sirve a los sectores marginados, oprimidos y explotados mayoritarios del país para hacer valer sus derechos en el marco de esta crisis.

Claramente el PRM no tiene nada de revolucionario o moderno. Aunque todo indica que ganará la elección capitalizando el descontendo masivo con el PLD, la única posibilidad de mejorar la situación de las mayorías está en nuestra propia organización y lucha. Todas las ideas que ha expresado públicamente Abinader se confirman en un audio de la aspirante a Primera Dama, Raquel Arbaje, hecho público a fines de marzo en el que expresa opiniones discriminatorias contra la comunidad LGBT, de fundamentalismo religioso, alardeando de que su gobierno se apoyará en las iglesias y llevará la sangre de Cristo al palacio presidencial, y anunciando que un gobierno de Abinader también sería xenófobo y racista, al repetir la teoría conspirativa trujillista sobre una supuesta invasión silente haitiana, una teoría conspirativa que ha servido para cometer innumerables crímenes como la masacre de 1937 y que está asociada al fascismo en nuestro país.

Leonel Fernández, apoyado por los balagueristas del PRSC y la extrema derecha de FNP, propuso congelar temporalmente los precios de los productos de la canasta básica, brindar créditos a tasa preferencial a empresas productoras de alimentos, renegociar el pago de deuda externa, reducir las cotizaciones de la seguridad social y que del Sistema de Seguridad Social salga el pago de los salarios de los trabajadores cuyas labores se suspendan, reprogramar los pagos de deudas de impuestos de las empresas, suspender los pagos por mora en tarjetas de crédito por dos meses, aumentar la cobertura de la Tarjeta Solidaridad, y flexibilizar los controles a los bancos privados. De estas propuestas también el gobierno acogió algunas, como el aumento en la cobertura de la Tarjeta Solidaridad. Al igual que el gobierno y Abinader, Leonel se coloca del lado de los empresarios y banqueros. No contempla ni remotamente la posibilidad de estatizar las AFP y las ARS para que el Estado pueda atender de manera más efectiva la crisis de salud, mucho menos piensa en prohibir las cancelaciones y suspensiones sin pago de salario.

Guillermo Moreno de Alianza País planteó aumentar el presupuesto de Salud, garantizar la gratuidad de la prueba de diagnóstico del covid19 y la habilitación de centros regionales de diagnóstico, crear un seguro de desempleo de 15 mil pesos para trabajadores formales e informales, aumentar las pensiones, una moratoria de dos meses en el pagos de préstamos hipotecarios, brindar subsidios a empresas que paguen dos meses de trabajo a sus trabajadores en cesación de actividades, suprimir por tres meses el pago del ITBIS a productos de la canasta básica por tres meses y el pago de impuestos a las remesas. Para financiar las medidas planteó eliminar las ganancias de las AFP, el barrilito y el cofrecito, reducir en 25% los salarios de los altos funcionarios estatales, el financiamiento a los partidos y criticó el pago de 395.5 millones de dólares adicionales a Odebrecht acordado por el gobierno de Danilo Medina.

Ciertamente es una aberración que los sobornados paguen más dinero por una obra ya sobrefacturada como lo fue la Planta de Punta Catalina, es una denuncia que compartimos. También era de gran importancia imponer la gratuidad de la prueba de diagnóstico del covid19, exigencia a la que el gobierno finalmente accedió. Sin embargo, creemos que es necesario ir más allá de lo que planteó el candidato de la centroizquierda. A la no realización de pagos adicionales a Odebrecht hay que sumar el no pago de la deuda externa, una medida que incluso han sugerido organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. No solo deben eliminarse las ganancias de las AFP este año, la seguridad social debe pasar a manos del Estado, así como las ARS, las cuales pese a las exhortaciones teatrales del gobierno siguen negando atención a pacientes afectados por el covid19. Las pruebas además de ser gratuitas, deben ser sistemáticas y masivas para poder tener un reflejo preciso de la situación de la epidemia y el ritmo de su propagación, tomando en consecuencia medidas para contenerla. Es necesario prohibir las cancelaciones y suspensiones sin goce de sueldo o con rebajas. El Movimiento Socialista de los Trabajadores ha presentado un programa alternativo ante la crisis, para proteger a la clase trabajadora y a todos los sectores oprimidos y marginados, como las mujeres, los trabajadores informales y los inmigrantes; está a favor de una coordinación de las organizaciones populares para impulsar acciones unitarias y apoya todas las formas de protesta popular y obrera ante los abusos del gobierno y los capitalistas, como los cacerolazos y las movilizaciones de los trabajadores de los hoteles, Ferretería Americana y otros.

Es inminente que ante el agravamiento de la crisis se posterguen las elecciones presidenciales. Apegándose a un criterio de salud pública es entendible que los candidatos opositores no se opongan a dicha decisión. Sin embargo, será nuevamente vergonzoso que no exijan la renuncia de la directiva de la JCE, pues a estas alturas no hay responsabilidades por el fraude electoral de febrero. Tanto la experiencia de la crisis de febrero y marzo como el desastre precipitado por la llegada de la pandemia del covid19 a nuestro país y las consecuencias de la crisis económica capitalista mundial, vienen a subrayar la necesidad de construir una alternativa política, un partido de izquierda anticapitalista, antirracista, feminista y socialista.

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