ADP unida y democrática jamás será vencida

Rafael Capellán

Esas organizaciones, ministerios y personas que critican las asambleas, que ellos llaman «paros», promovidas por la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), nunca defendieron los derechos de las y los estudiantes a educarse.

Tampoco demandan al gobierno brindar una educación científica, democrática y laica.

Estos señores y señoras conocen, porque no son brutos, que debería ser una responsabilidad del Estado dominicano, sin importar quien gobierne, brindar a sus ciudadanos todas las condiciones materiales, culturales y espirituales, para elevar sus conocimientos teóricos y técnicos, a fin de servir a la sociedad donde viven junto a sus familiares.

Si los centros educativos no carecieran de lo necesario para que estudiantes, maestros, maestras y personal de planta, reciban e impartan docencia en un ambiente adecuado, si el educador recibiera un salario digno y la juventud estudiantil gozara de seguridad dentro y fuera de las aulas, la ADP no tendría que llamar a sus afiliados y afiliadas a sus respectivas asambleas.

ADP no es culpable de que los organismos financieros internacionales y nacionales y los gobiernos de turno pacten reducir las inversiones al sector educativo para pagar la deuda pública.

Lo que callan los críticos de la ADP es que éste y anteriores gobernantes, no tienen, ni tuvieron, ni tendrán, entre sus prioridades, resolver los graves problemas que padecen las grandes mayorías nacionales, entre los que están el sistema educativo, salud, transporte, vivienda, energía, agua potable, desempleo, seguridad y alimentación.

Los críticos silencian los aportes que hace el gobierno a la educación privada, sobre todo a las distintas denominaciones religiosas.

Callan sobre los miles de millones que se van por concepto de corrupción, publicidad gubernamental, altos y privilegiados sueldos a funcionarios, asesores internacionales pagados en euros, entre otras malas acciones que adornan su funcionamiento.

ADP tiene derecho a convocar cuantas asambleas considere necesarias para orientar al sector que representa y que sepamos, el año escolar nunca ha sufrido retrasos por culpa de su personal docente.

Cuando suele llamar a huelga no es por puro disfrute medalaganario, es culpa de las autoridades que niegan sus demandas.

A los maestros y maestras no les gusta estar fuera de sus aulas, no solo por cumplir con su responsabilidad, sino también, porque estar con sus alumnos, alumnas y compañeros de trabajo es parte de su realización como persona.

Todos aquellos y aquellas que vociferan contra la ADP, los y las docentes, buscan el descrédito del gremio, no sabiendo que desde su fundación, la ADP ha logrado sobrevivir a los latigazos recibidos por todos los gobiernos que hasta ahora han pasado por el Palacio Nacional.

Más que nunca y por siempre hay que decir:

¡ADP democrática y unida jamás será vencida!

*El autor es presidente Unidad de Base de ADP

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