La Voz de los Trabajadores
La madrugada del domingo, 31 de julio, se produjo un derrumbe en la mina subterránea de Cerro Maimón, quedando atrapados dos trabajadores, Carlos Yepez, colombiano y Gregory Méndez, dominicano. La empresa Corporación Minera Dominicana (Cormidom) ha admitido que el rescate tomará varias semanas. El presidente Abinader hizo de las suyas el jueves al visitar el lugar del desastre. En una breve aparición ante los medios dijo que habló con los mineros y les prometió recibirlos en el Palacio. También dijo que estaban de buen humor, pero omitió hablar de la seguridad industrial y de la importancia de investigar las causas del accidente y establecer sanciones. Al contrario, elogió a la empresa, propiedad de capitalistas y empresas mixtas de China.
Según se desprende de sus notas de prensa, será Cormidom quien se investigue a sí misma. Pero este es el tercer accidente grave en menos de un año. En septiembre de 2021 falleció el trabajador Héctor Bautista dentro de la mina, en un accidente con maquinaria cuyos detalles no se conocen. Poco después, el 7 de diciembre, otro derrumbe en la mina mató al trabajador José Manuel Fernández. En una maniobra miserable, la empresa intentó culpar al trabajador de su propia muerte. En enero se realizó una protesta de trabajadores mineros contra las violaciones a las normas de seguridad por parte de la empresa, repudiando el intento de culpar a Fernánez de su propia muerte. Denunciaron que los supervisores no aceptan los reportes de problemas de seguridad, amenazando con despedir a quienes emiten quejas y obligando a los trabajadores a laborar de manera insegura, sin comunicaciones. El gobierno ignoró las advertencias y los reclamos obreros, con las consecuencias hoy visibles para el mundo.
Medios y gobierno lavándole la cara a la empresa
En 2019 se inició la operación de la mina subterránea en Cerro Maimón, luego de varios años de funcionamiento de una mina a cielo abierto. El gobierno de Danilo Medina aseguró en aquel entonces que el túnel minero sería seguro, «con un diseño basado en rigurosos estudios geotécnicos» y que duraría «toda la vida de la mina». En menos de tres años el pronóstico se demostró totalmente falso. Sin embargo, el gobierno de Abinader es tan obsecuente como el de Danilo Medina ante el capital transnacional minero.
En una operación de relaciones públicas evidente, la empresa ha logrado que algunos medios cierren filas con su versión de los hechos, minimizando la gravedad de la situación, embelleciendo el rol de la empresa y llegando al extremo de cuestionar las razones de la preocupación que embarga a los trabajadores.
El primer comunicado oficial de Cormidom después del desastre expresó un supuesto “compromiso de seguir haciendo una minería responsable y en estricto cumplimento con los más altos estándares nacionales e internacionales en la calidad de sus operaciones, haciendo énfasis en la seguridad física de nuestros colaboradores y visitantes”. Las felicitaciones del Presidente vienen a reforzar esa línea comunicacional, silenciando las denuncias y protestas de los trabajadores.
En países donde la clase trabajadora ha logrado conquistar mayores cuotas de libertad sindical y derechos laborales, las empresas capitalistas no pueden violar las leyes y normas de seguridad industrial con total impunidad, como ocurre en la República Dominicana. En 2018, la empresa de la cual Cormidom es subsidiaria, Perilya, fue multada con 500 mil dólares por violaciones a las leyes de seguridad que llevaron a un accidente en una mina australiana. Como consecuencia del accidente un trabajador sufrió la amputación de una pierna. En República Dominicana no se aplican sanciones ejemplarizantes por violaciones graves a las normas de seguridad industrial.
Depredación y explotación por parte del imperialismo chino
La concesión en Cerro Maimón le permite a Perilya explotar yacimientos importantes de cobre, plata, zinc y oro. La mina queda cerca de las explotaciones de oro de la transnacional imperialista canadiense Barrick Gold en Pueblo Viejo y la explotación de níquel de Falcondo, de capitales suizos. La concesión de Cerro Maimón primero fue asignada a la canadiense Globestar Mining Corporation, pero dicha empresa fue adquirida por Perilya en 2011 con financiamiento del Banco de Desarrollo de China. Perilya, aunque tiene su sede principal en Australia, es desde 2009 mayoritariamente propiedad de la empresa china Shenchen Zhongjin Lingnan Nonfemet. En 2013 la Perilya fue adquirida totalmente por Shenchen Zhongjin Lingnan Nonfemet.
Shenchen Zhongjin Lingnan Nonfemet es una empresa mixta que cotiza en las bolsas de valores de China y su principal accionista es el gobierno regional de Guangdong, a través de Guandong Rising Assets, empresa que también compró en 2015 la minera autraliana PanAust, con explotaciones en Laos, Papua Nueva Guinea y Chile. Perilya, por su parte, está presente en Australia, Malasia y Quebec, además de la República Dominicana. Como puede apreciarse, se trata de un poderoso entramado imperialista.
Las actividades en Cerro Maimón, donde son explotados alrededor de 400 trabajadores en condiciones inseguras, le reportan a los capitales chinos grandes ganancias. La mina habría generado hasta ahora unos 550 millones de dólares en exportaciones y apenas una décima parte de esas ventas se revierten hacia el Estado dominicano en forma de impuestos. Las ganancias son privadas pero las pérdidas ambientales y sociales las carga el pueblo dominicano. Solo la lucha de los trabajadores y las comunidades populares puede empezar a cambiar esta situación.