Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores
Es una tradición en este país que los cambios de gobierno son seguidos de despidos masivos para abrir campo a la contratación clientelar de fucionarios del nuevo partido de gobierno. Lo ha hecho el balaguerismo, el antiguo PRD, el PLD y ahora el PRM. En ese sentido el prometido «cambio» también resultó ser una estafa, como habíamos advertido desde antes de la elección.
Abinader había prometido que las designaciones en los cargos se harían por capacidad profesional y no filiación política. El secretario de la presidencia, Macarrulla, dio declaraciones contradictorias en las que anunciaba que el Estado podía funcionar con el 35% de sus empleados (o sea que podía despedir al 65%), pero que por lo pronto no habría despidos masivos, ante el creciente desempleo por la crisis económica. Abinader también habló de suprimir instituciones supuestamente innecesarias o redundantes, sin aclarar cómo ello se haría sin despidos masivos.
Sin embargo, rápidamente quedaron en evidencia cuáles eran los verdaderos planes del gobierno. Se visibilizaron patrones de clientelismo: los principales ministerios se adjudicaron a empresarios del CONEP y la ANJES, empezaron a evidenciarse las prácticas de nepotismo desenfrenado que el PRM antes criticaba al PLD, y el nuevo partido de gobierno entró en una pelea interna a cuchillo por las cuotas de cargos.
Ramón Alburquerque al ser designado presidente de la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (Egehid) rechazó la designación, planteando que no estaba satisfecho pues aspiraba a otro cargo. La Gobernadora de La Vega, Luisa Altagracia Jiménez, dijo en un acto público que no quedaría «un solo perremeísta que no tenga lo que se haya ganado en estas elecciones pasadas». Que lo que hicieron los peledeístas por 16 años ahora lo haría el PRM. En otras palabras, ¡el clientelismo va! Incluso hubo enfrentamientos físicos por disputas de cargos en la comisión de empleos del PRM en Mao.
Mientras el gobierno de los empresarios y su partido están desesperados repartiéndose el botín y realizando despidos para abrirle cancha a su clientela, el país se hunde en una crisis económica impresionante. Más de 1.3 millones de personas han perdido sus empleos, más de un tercio de la fuerza laboral del país. El gobierno actual, al igual que el anterior, solo toma medidas al servicio de los grandes empresarios, dejando sin protección a millones de trabajadores y en la ruina a los pequeños negocios. Incluso violando las propias y muy limitadas medidas del Estado dominicano. Por ejemplo, la Resolución 060-2020 del Ministerio de Administración Pública, de marzo de 2020, prohíbe destituir durante el Estado de emergencia a empleados públicos, sean de la carrera administrativa, del estatuto simplificado o temporales, o abrirles procesos disciplinarios, excepto con autorización del MAP y solo ante violaciones a las disposiciones del Estado de emergencia. Esto no lo está cumpliendo el gobierno al realizar despidos para entregar cargos a la clientela del PRM.
Uno de los casos que han trascendido a los medios es el de la Escuela Nacional de Artes Visuales, donde se realizaron varios despidos y Rosina Guerrero Heredia, hija y asistente de la Ministra de Cultura, Carmen Heredia, admitió que se trataba de conseguir «puestos para los compañeritos del PRM». La profesora Michelle Ricardo denunció el atropello y en retaliación fue a su vez cancelada. Exigimos su inmediata restitución.¿Dónde están las centrales sindicales de este país? Durante décadas esas burocracias sindicales corruptas y propatronales han estado al servicio de los gobiernos del PLD, incapaces de luchar por salarios dignos y libertad sindical, ahora callan ante su nuevo amo. Necesitamos construir una nueva central sindical, de lucha, democrática y autónoma respecto de los gobiernos y los empresarios. Un paso en esa dirección sería crear un movimiento en contra de los despidos en el marco de la actual crisis, tanto en el sector público como privado.
¡No a los despidos! ¡Organicemos la rebeldía!