Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores

Paula Santana fue asesinada la madrugada del 21 de febrero en la empresa de fabricación de insumos médicos en la que trabajaba. La empresa Oscor Caribe, ubicada en la Zona Franca de Las Américas en Boca Chica, se negó a atender sus denuncias sobre el acoso que sufría en el lugar de trabajo. Los asesinos perpetraron violencia sexual contra la trabajadora y luego de asesinarla escondieron el cadáver en una alcantarilla de la empresa. Este atroz crimen demuestra una vez más la gravísima situación de violencia contra las mujeres trabajadoras en la República Dominicana en un contexto de superexplotación y ausencia de libertad sindical en las empresas que gozan de los privilegios tributarios del régimen de zona franca.

La familia de Santana estaba al tanto del acoso que sufría y le había recomendado renunciar, pero en un país donde escasean los empleos formales, renunciar nunca es una decisión sencilla. De haber existido libertad sindical y haber podido Paula Santana recurrir a una organización que defendiera sus derechos, se habría podido prevenir este aberrante crimen. Las organizaciones sindicales democráticas, que defienden a su membresía, pueden paralizar las labores y obligar a los capitalistas a respetar los derechos de las trabajadoras. Lamentablemente vivimos en un país gobernado por empresarios en el que las tres centrales sindicales existentes hacen campaña por la reelección del presidente de la República y son incapaces de protestar en defensa de los derechos laborales.

Familiares y trabajadores protestaron frente a la empresa denunciando su complicidad en el crimen y exigiendo la entrega de los videos de las cámaras de seguridad correspondientes. La empresa, Oscor Caribe, es a su vez propiedad de la empresa estadounidense Integer Holdings Corp. Gracias a las protestas, finalmente el Ministerio del Trabajo impuso una sanción a la empresa, aunque meramente simbólica: el cierre temporal de la nave donde ocurrió el crimen.

Las autoridades han detenido a Joaquín Hidalgo y Alex Cruz, quienes han sido acusados por el crimen. Sin embargo, se han hecho públicas denuncias de que las autoridades no han investigado a uno de los sospechosos, precisamente quien acosaba a Paula Santana, el supervisor de Oscor Caribe Santos Samuel de Jesús Rossó. La madre de Paula Santana denunció, antes de las detenciones, que “un muchacho que se llamaba Samuel de Jesús… la acosaba… y una vez se le robó su teléfono”. No debe haber impunidad ni encubrimientos en este brutal crimen.

La responsabilidad política del crimen recae sobre el gobierno, que desprecia la vida de las mujeres trabajadoras, impide su organización sindical y propicia la superexplotación y la opresión patriarcal. La inversión estatal en la prevención de la violencia contra las mujeres es de menos de un dólar por mujer al año, y desde el gobierno y la derecha se estigmatiza la educación en valores de igualdad y no discriminación hacia las mujeres como “ideología del género”.

La CNUS emitió una pequeña nota lamentando el crimen. También criticó que el gobierno no suscriba convenios de la OIT sobre acoso en el lugar de trabajo ni legisle sobre el tema. Efectivamente, esos elementos confirman la responsabilidad gubernamental en este caso. Lamentablemente la CNUS también tiene su cuota de responsabilidad, pues apoya la reelección del presidente Abinader y no ha sido capaz de organizar una sola huelga en defensa de los derechos de las mujeres trabajadoras. Por eso necesitamos organizarnos sindical y políticamente para hacer valer nuestros derechos. 

El Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que se conmemora el 8 de marzo en todo el mundo, es una importante oportunidad para movilizarnos exigiendo justicia para Paula Santana y que cese la violencia del gobierno dominicano y los capitalistas contra las mujeres trabajadoras. Es muy importante que la marcha convocada por organizaciones de mujeres para el 10 de marzo en Santo Domingo no sea cooptada por el Ministerio de la Mujer ni funcionarias del PRM, sino que tenga un carácter independiente y de lucha. Basta de violencia capitalista y patriarcal contra las mujeres trabajadoras en República Dominicana.