La creación de la Organización para la Liberación de Palestina

Federico Novo Foti

Imagen: Primer logo de la OLP

Entre el 28 de mayo y el 2 de junio de 1964 se creó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Desde 1969 unió al pueblo palestino tras el reclamo “por una palestina democrática, laica y no racista”. Pero su dirección, encabezada por Yasser Arafat, fue abandonando el reclamo y terminó pactando la fracasada política de “los dos estados”. Sin embargo, el pueblo palestino continúa resistiendo la ocupación sionista y pelea por su liberación.

El 14 de mayo de 1948 se proclamó el Estado de Israel. Comenzaba a realizarse el sueño del sionismo, el movimiento de la burguesía imperialista y destacados multimillonarios judíos occidentales que, desde finales del siglo XIX, venían alentando la creación de un estado teocrático (basado en la religión) como solución a los ataques y persecuciones (pogroms) sufridas por las masas judías, especialmente de Europa central y oriental, apartándolas de la lucha de clases y de los partidos socialistas revolucionarios. La creación de Israel se hizo bajo el lema “una tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra”, desconociendo que desde hacía siglos allí vivía el pueblo palestino, con una mayoría árabe y una minoría judía.

El establecimiento de Israel había sido avalado meses antes, el 29 de noviembre de 1947, cuando la ONU resolvió la partición de Palestina en dos estados, uno sionista y otro árabe. Las potencias imperialistas, especialmente Estados Unidos, aprovechando los justos sentimientos de solidaridad frente al genocidio nazi contra los judíos, legalizaron la partición y ocupación del territorio palestino. Su objetivo era tener un “gendarme” contrarrevolucionario en la región, ante el ascenso de las masas árabes y el surgimiento de gobiernos nacionalistas burgueses o pan-árabes, como el de Gamal Abdel Nasser en Egipto, tras la retirada de los imperialismos francés y británico. La URSS de José Stalin vergonzosamente apoyó la iniciativa, otorgando al colonialismo sionista una pátina “progresista” contra el “feudalismo” árabe. Junto al pueblo palestino y los pueblos árabes, sólo los trotskistas se pronunciaron contra la partición de Palestina y su ocupación.1

Desde entonces, Israel se instituyó como un enclave colonial y racista, que se consolidó y desarrolló gracias al apoyo económico y militar de Estados Unidos. Tras su creación, Israel comenzó la expulsión (la “nakba”) de las comunidades y aldeas palestinas, la expropiación de sus tierras y la destrucción de sus olivares. Ejemplo de ello fue la masacre de la aldea de Deir Yassin, en abril de 1948, en la que unidades militares israelíes asesinaron, casa por casa, a más de 250 personas, incluyendo 30 bebés y niños.2

Ascenso y caída de la OLP

Pero el pueblo palestino no asistió pasivamente a la ocupación colonial y la limpieza étnica. Ya bajo el mandato británico había protagonizado la colosal insurrección de 1936-1939, que sólo pudo ser sofocada tras el envío de la mitad del ejército del imperio británico. La resistencia del pueblo palestino continuó más allá de 1948 con acciones individuales o de pequeñas bandas sin mucha organización. Pero desde mediados de la década de 1950, bajo el influjo de la revolución china y la guerra de guerrillas vietnamita, surgieron organizaciones de “fedayines” (guerrilleros). Entre ellas, un grupo de estudiantes exiliados fundó en 1958 el movimiento nacionalista independiente Al Fatah, conducido por Yasser Arafat, que logró insertarse en Cisjordania y Gaza.  

A finales de mayo y comienzos de junio de 1964, en la primera reunión del Consejo Nacional Palestino, se decidió la creación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). La iniciativa, auspiciada por la Liga Árabe, que reunía a los gobiernos de los principales países de la región, entre ellos Egipto y Arabia Saudita, no tenía mayor inserción entre la comunidad palestina en el exilio o en el interior de Israel. Sin embargo, la derrota militar de los gobiernos de Egipto, Siria, Jordania e Irak a manos de Israel en la “Guerra de los Seis Días”, en junio de 1967, marcaría un vuelco en el destino de la OLP.

La derrota militar expondría los límites del nacionalismo burgués ante la ofensiva imperialista e israelí y marcaría, en definitiva, el fin del nasserismo. En 1969, en la reunión del Consejo Nacional Palestino realizada en El Cairo (Egipto), las fuerzas guerrilleras tomaron el control de la OLP y Arafat fue elegido presidente de su Comité Ejecutivo. Adoptó la Carta Nacional Palestina que postulaba la liberación por vía revolucionaria del pueblo palestino y el establecimiento de un estado palestino laico, democrático y no racista.3 Quedó así definido el papel progresivo de la OLP y su nueva dirección, asentada en los campamentos de refugiados y las milicias.

Nahuel Moreno, dirigente trotskista y fundador de nuestra corriente, definió entonces que “la OLP representa la nacionalidad palestina como organización estatal sui generis laica, democrática y no racista, en guerra. Es casi un estado: es un frente único que abarca a todo el movimiento palestino en lucha por conquistar su patria”.4 Evidenciando su carácter estatal, la OLP no sólo empezó a coordinar la resistencia palestina, sino que comenzó a organizar los campos de refugiados, su economía y organización política (salud y educación). De allí Moreno concluía que la construcción de partidos trotskistas en Palestina y Medio Oriente debía tomar como punto de partida programático el triunfo militar de la OLP contra el sionismo, apoyado en la movilización de las masas árabes, para destruir el estado colonial y construir una Palestina laica, democrática y no racista. También, hacía el llamado a la OLP a romper con la burguesía para luchar por el socialismo.  

Pero la OLP y su dirección tenían un carácter contradictorio. Se apoyaban, asimismo, en un sector de la burguesía árabe que buscaba construir un estado palestino burgués e impedir que la OLP cayera en manos de corrientes socialistas. Su posición nacionalista burguesa los llevaba a acordar con los gobiernos árabes, pero los ataques sionistas a los campamentos de refugiados en Jordania y Líbano los obligaban constituirse en un poder político y militar autónomo, aliado a la juventud, la izquierda y los movimientos que enfrentaban a esos gobiernos. Tras abortar las revoluciones en Jordania y Libano, desde 1974, la OLP y Arafat comenzaron a claudicar, abandonando la consigna por una Palestina laica, democrática y no racista.5 Con los acuerdos de Madrid en 1991, Oslo en 1993 y Camp David en 2000, consumaron la traición asumiendo la política de “los dos estados”, reconociendo al Estado de Israel y abandonado la pelea por el retorno, a cambio de la creación de la precaria Autoridad Nacional Palestina (ANP), sobre los territorios de Cisjordania y Gaza, que hoy ha fracasado ante la continua expansión sionista.

La lucha del pueblo palestino continúa

Pese a la defección de la dirección de la OLP y Arafat, el pueblo palestino continuó luchando por su liberación. En diciembre de 1987 protagonizó la “primera intifada”, el levantamiento que se enfrentó con palos y piedras al ocupante israelí, obligándolo a iniciar negociaciones con Arafat y la OLP. En septiembre de 2000, tras la firma del acuerdo de Camp David, comenzó la “segunda intifada”. En 2006, la pérdida de apoyo del movimiento Al Fatah se evidenció en el triunfó en las elecciones de Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica), que había nacido en 1987 al calor de la primera intifada y ganó autoridad por su oposición a la política de “los dos estados”, pese a que plantea equivocadamente como salida la construcción de un estado palestino islámico.

Desde octubre del año pasado, el pueblo palestino viene sufriendo un nuevo y brutal ataque por parte del Israel, que ha asesinado a más de 40.000 personas en Gaza y provocado cientos de miles de nuevos desplazados. En su resistencia, el pueblo palestino viene forjando nuevas direcciones que buscan terminar con el nuevo asedio sionista y con la ocupación histórica de Palestina. Cuentan con una creciente solidaridad internacional, con movilizaciones en los países árabes y el mundo, y las recientes ocupaciones de universidades en Estados Unidos y Europa. Desde Izquierda Socialista y la UIT-CI seguimos apoyando la heroica resistencia del pueblo palestino y sostenemos que la única posibilidad de alcanzar la paz en la región será reclamando un alto al fuego inmediato, el retiro de todas las tropas sionistas de Gaza, el fin del régimen racista, logrando una Palestina libre en todo el territorio histórico desde el río al mar y el retorno de todos los refugiados a su territorio. Seguimos diciendo: ¡Fuera Israel de Palestina! ¡Por una Palestina laica, democrática y no racista!

1. Ver Roberto Fanjul y Gabriel Zadunaisky. “Palestina. Historia de una colonización”. Buenos Aires, Ediciones El Socialista, 2008. Disponible en www.nahuelmoreno.org
2. Ver Mercedes Petit. (7/4/2010) “La Masacre de Deir Yassin” en “El Socialista” Nº 163.
3. Disponible en www.marxists.org
4. Ver en Roberto Fanjul y Gabriel Zadunaisky. Op. Cit. Disponible en http://www.nahuelmoreno.org
5. Ver Gabriel Massa y Jan Poliansky. “Un mundo en llamas” (1986) en “Correo Internacional” Nº 19.

Tomado de la página de Izquierda Socialista de Argentina.

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