Movimiento Socialista de los Trabajadores
Movimiento por el Rescate del Patrimonio Público
El fallido fraude en las elecciones municipales del 16 de febrero ha despertado la indignación popular. El intento del gobierno de manipular el voto, excluyendo a candidatos opositores de las boletas electrónicas fue una burla al pueblo y llevó a la pérdida de miles de millones de pesos en la elección suspendida. La maniobra del PLD de culpar a la oposición de haber saboteado las elecciones, las detenciones arbitrarias y torturas aumentaron el repudio generalizado, que llenó la Plaza de la Bandera y retumbó en grandes cacerolazos, así como en la gran movilización del 27 de febrero.
Nuestro país se pone en sintonía con la ola de rebeliones y huelgas generales que en los últimos meses han recorrido Chile, Ecuador, Haití, El Líbano, Irak, Irán, Puerto Rico, Colombia, Francia y otros países, donde se combinan reclamos en defensa de los derechos democráticos con la denuncia de la desigualdad social capitalista y la exigencia de cambios de fondo en un sistema excluyente y explotador.
Entre las grandes exigencias del movimiento juvenil que ha irrumpido está la renuncia de la JCE y que se castigue a los culpables del fraude. Consideramos que también debe renunciar Danilo Medina, como principal responsable político del intento de fraude.
Lamentablemente, la falsa oposición que marchó el 23 de febrero ha dado la espalda a los reclamos populares. A cambio de un adelanto del financiamiento electoral aceptaron que siga la misma JCE. Han pedido que la OEA siga jugando un rol de observador en las elecciones y en la investigación de lo sucedido el 16 de febrero, a pesar de que la OEA demostró su parcialidad a favor del gobierno al no denunciar ninguna de las irregularidades ocurridas. Es escandaloso que partidos que dicen ser opositores hagan campaña en contra de la renuncia de la JCE, confundiendo a muchos activistas con argumentos legalistas a favor de que los responsables del desastre del 16 de febrero sigan a cargo de las elecciones del 15 de marzo y las del 17 de mayo, lo que abre las puertas a nuevos fraudes.
Esos partidos, como el PRM y la FP, están de acuerdo con suscribir el pacto político con el gobierno que promueve el CONEP. Ese pacto solo significaría impunidad para la corrupción y para los autores del fraude electoral, y la garantía de que actuarán en bloque para evitar los cambios que el pueblo movilizado exige. Lo que quieren es que paren las protestas y que vayamos mansos a votar para darles el poder y que todo siga igual.
Con la lucha en la calle se puede derrotar al PLD y lograr cambios verdaderos. Se puede derrotar el antidemocrático sistema electoral que proscribe a las organizaciones obreras y populares al imponer un costo de varios millones de pesos para registrar una organización. Imponer castigo a los culpables del fraude electoral y la corrupción. También revertir las privatizaciones, derrotar la megaminería, eliminar las AFP y ARS y construir un sistema de seguridad social estatal que garantice el derecho a la salud y a pensiones dignas a todas las personas. Se puede lograr una educación 100% estatal, pública, gratuita y de calidad a todos los niveles. Conquistar el derecho a la libertad sindical y a salarios dignos, imponiendo el principio de por igual trabajo igual pago, sin distinción de sexo, edad o nacionalidad. Derrotar las políticas racistas, como los intentos de desnacionalización de personas de ascendencia haitiana. Conquistar el derecho al aborto y todos los derechos que reclaman las mujeres y la comunidad LGBT en su lucha por la igualdad. Se puede defender la soberanía y denunciar los tratados de libre comercio con EEUU y otros países, que agravan nuestra dependencia. También rechazar el pago de la deuda externa.
Estas han sido exigencias presentes en las luchas sociales más importantes de los últimos años, como Marcha Verde, la defensa de Los Haitises y Loma Miranda, la lucha por el 4% para la educación, la lucha contra la sentencia 168-13, por la legalización del aborto en tres causales o la de los cañeros. Mantengamos la Plaza de la Bandera y otros puntos de encuentro en las demás ciudades como espacios de asamblea permanente, impulsemos métodos democráticos para discutir cómo avanzar y que no haya “jefes” decidiendo a espaldas del movimiento. Construyamos una agenda unitaria que represente una verdadera alternativa a las organizaciones políticas del sistema.
29 de febrero
Sólo la movilización del pueblo trabajador y campesino, jovenes, mujeres, pensionados y jubilados, unidos y organizados, son la garantía de las grandes conquistas democráticas y lograr cambios verdaderos.
Me gustaMe gusta