Elecciones municipales: ganó la abstención

Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores

Foto: John Kolesidis

El 18 de febrero se alcanzó un nuevo récord de abstención para la República Dominicana, en una jornada viciada por la corrupción, la compra de votos, la instalación de tiendas de propaganda electoral del partido de gobierno cerca de los centros de votación, en total impunidad y con la complicidad de la Junta Central Electoral. El 53,3% de las 8,1 millones de personas inscritas para votar en las elecciones municipales prefirieron no hacerlo, y de las que sí acudieron el 2,3% anularon su voto. En ese marco, la derecha copó totalmente los cargos electos: el PRM se apoderó de 122 alcaldías y 150 distritos municipales, el PLD de 15 alcaldías y 36 distritos municipales, el PRSC con 7 alcaldías, la FP 6 alcaldías y JS, partido de ex-peledeístas aliados al PRM, obtuvo 4 alcaldías. Mientras que otros pequeños partidos de la derecha -PCR, PLR, PRD y PP- se hicieron con una alcaldía cada uno.

Entre 1998 y 2010 el promedio de la abstención para las elecciones conjuntas municipales y congresuales fue de 44,9%. Las elecciones municipales de 2020, que tuvieron que repetirse luego del fraude fallido que desencadenó las protestas masivas de la Plaza de la Bandera, tuvieron una abstención del 50,9%. En aquellas protestas hubo muchas pancartas mediante las cuales la juventud expresó su repudio a los políticos del sistema. En una de ellas se leía: “Mi mayor miedo es que votemos por un cambio y esto siga igual”. Lamentablemente así ha ocurrido, el PRM llegó al poder capitalizando el voto castigo de muchos contra el PLD, pero solo para dar continuidad a las peores tradiciones de la descompuesta democracia capitalista dominicana.

Esto lo reconocen incluso muchos de los apologistas del gobierno de Abinader cuando. Ante las abrumadoras evidencias de todo tipo de atropellos, abusos y corrupción electoral, responden señalando que el PLD también incurría en estas prácticas. Ya no tienen pudor en admitir que son iguales. A esa posiblidad de elegir entre lo mismo y lo mismo, lo llaman cínicamente “la fiesta de la democracia”.

Hay varias causas detrás de que la mayoría de las personas registradas para votar prefieran no hacerlo. Existe la percepción de que las alcaldías y distritos municipales no tienen realmente posibilidades de incidir en la solución de los mayores problemas que enfrenta el pueblo dominicano, como la terrible desigualdad social, la falta de empleo, la ausencia de libertad sindical y derechos laborales, los bajísimos salarios, la destrucción ambiental, la brutalidad policial, la campante corrupción, la falta de acceso a servicios dignos de salud y educación, la exclusión de la seguridad social, entre otros.

Además de eso, no se perciben grandes diferencias entre unos candidatos y otros, ni entre unos partidos y otros, lo que refuerza la sensación de que da igual quien gane. A cuatro años de que el PRM llegara al poder anunciando un cambio que nunca llegó, es entendible que consignas vacías y generalidades, candidatos que juren ser “honestos” o “buenos”, no entusiasmen a mucha gente para votar. Ese cuento ya lo hemos escuchado demasiadas veces.

Fue un hecho positivo el estrepitoso fracaso de la ultraderecha, de partidos como el PED trujillista, los fundamentalistas de GENS, o los aliados ultraderechistas del gobierno como la FNP, UDC y PNVC. Todos sacaron votaciones ínfimas.

La alianza del Frente Amplio con el PRM y Opción Democrática con el PLD, FP y PRD, tampoco les ayudó a diferenciarse. Solo el Movimiento Patria Para Todos y Todas (MPT) mantuvo una propuesta independiente de los principales partidos de la burguesía, razón por la que durante la campaña llamamos a brindarle un voto crítico, más allá de las diferencias estratégicas que tenemos con el MPT. En esta ocasión debemos señalar que consideramos un error que en Santo Domingo Este el MPT se aliara al Partido Socialista Cristiano (PSC), la tarjeta electoral a través de la cual se postulan para la elección presidencial y congresual de mayo candidatos ultraderechistas como Roque Espaillat y Yadira Marte. El PSC también hizo alianzas puntuales con el Frente Amplio. Esas alianzas con el PSC no suman votos pero sí suman confusión. No podemos dejar de alertar al pueblo trabajador sobre el peligro que representa esa ultraderecha, muy pequeña electoralmente pero muy activa en la promoción de la violencia racista, la homofobia y que reivindica abiertamente a gobernantes como Javier Milei de Argentina. Llamamos al MPT a no aliarse al PSC en las venideras elecciones.

Es cierto que mientras mayor sea la abstención, mayor será el porcentaje de los votos comprados o coaccionados en la votación final, dándole mayor peso al aparato clientelar y corrupto del gobierno. La sombra de pesimismo bajo la cual miles de jóvenes y personas trabajadoras se encuentran, percibiendo que la política es un ámbito reservado para los mafiosos, los corruptos y los capitalistas, también favorece la continuidad del actual estado de cosas. Pero es irresponsable culpar de ese resultado electoral favorable al gobierno a quienes se abstuvieron de votar. Ante la falta de alternativas, no votar o anular el voto son opciones legítimas. Lo que agregaríamos es que no es suficiente. Necesitamos construir esa alternativa política de la juventud y la clase trabajadora, para dar una salida al descontento popular, para defender nuestros derechos movilizándonos en las calles y también tener una opción propia en las elecciones, que represente una perspectiva diametralmente opuesta a la de los políticos del sistema y no tenga temor de explicar claramente que el horizonte estratégico es la lucha por nuestra liberación y la superación de este injusto y opresivo sistema capitalista.

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