Marcos Adames y Hugo Cedeño
Desde la reunión realizada entre los gobiernos de República Dominicana y la República de Haití, en mayo 2021 y conocidas sus conclusiones sobre aspectos fundamentales que tienen que ver con el tema fronterizo, no hay ninguna razón política, jurídica, diplomática, económica, ambiental o de otras índoles, que justifique el cierre total y militarización de todas las fronteras: aire, mar y tierra.
¿Por qué en un periodo de dos años, el gobierno que encabeza Abinader, no convocó la mesa de discusión para hacer un balance y dar continuidad a las resoluciones mutuamente aceptadas y adoptadas por representantes de ambos gobiernos?
¿Por qué estando reunida la mesa de discusión, éste decide unilateralmente el cierre de las fronteras exhibiendo un enorme aparataje militar como si el país estuviera en guerra con Haití?
Abinader y sus funcionarios tienen conocimientos de parte de técnicos calificados de ambos países sobre que la construcción del canal en territorio haitiano no representa ningún maltrato al Río Binacional y sin embargo se empeña en justificar acciones militaristas.
Desde nuestro ángulo, como marxistas revolucionarios, creemos que más allá de sus ambiciones reeleccionistas, hay razones más profundas.
Es decir, está preparando el ambiente y las condiciones en el plano político y militar para “lo que viene”, cuando tropas militares directamente dirigidas por el gobierno de Kenia, pero controladas por las naciones imperialistas, como EEUU, Francia, Canadá, ocupen territorio haitiano, cumpliendo con los deseos y peticiones de Abinader y Ariel Henry respectivamente.
La acción del gobierno reeleccionista dominicano, consideramos nosotros, es parte de la estrategia de ocupación militar que se está discutiendo en la ONU y otras instancias imperialistas.
Es un arma con varias aristas: Abinader exacerba el espíritu nazionalista en sectores anti haitianos de República Dominicana, alienta la cacería contra los trabajadores y trabajadoras haitianos que viven en territorio dominicano, trata de ganar adeptos para su proyecto reeleccionista y justifica frente a los países y organismos imperialistas la necesidad de intervenir militarmente a Haití.
Al gobierno dominicano no le interesa la vía diplomática. De ser así hubiera respetado las conclusiones de la mesa de discusión binacional.
La clase obrera dominicana y la del vecino país, tiene que levantar su voz y coordinarse, frente a la referida situación.
No deben confiar en Abinader, Ariel Henry, sectores burgueses y grandes monopolios de ambas naciones, ni en gobiernos imperialistas, porque todos buscan lo mismo, aunque con método y camino que pueden diferir, en apariencia.
En los actuales momentos, todos los gobiernos del mundo discuten cómo proteger sus respectivas fronteras frente a la oleada migratoria que llegan desde naciones empobrecidas por la voracidad de los monopolios, la corrupción de sus respectivos gobiernos y funcionarios, la crisis política, y otros factores que endurecen las condiciones de los trabajadores y sus familiares.
Ahora mismo Italia propuso a la Unión Europea un plan para endurecer las medidas migratorias contra los que llaman “migración ilegal”. Ya el presidente de Francia ha dicho que estaría de acuerdo.
Por otro lado, el grupo de países reunidos hace poco en Cuba, dejaron de lado este problema sacando conclusiones abstractas e impracticables en medio de la tremenda crisis que en todo orden vive nuestro continente, sobre todo las grandes mayorías.
Además, desde hace siglos cada cierto tiempo la crisis fronteriza aparece sin que los gobiernos burgueses la resuelvan de manera definitiva y mucho menos a favor de los intereses de los explotados y oprimidos.
Es decir, en el marco del régimen capitalista, es imposible que los pueblos vivan en paz, ya que cada gobierno y la burguesía a la que le sirve, defiende sus propios intereses locales.
Entonces, en el caso que nos compete, creemos lo siguiente:
Desde ahora discutamos como política de primer orden, demandar el retiro inmediato de las tropas militares dominicanas y abrir la frontera. Oponernos a cualquier tipo de salida militar.
Mantener y ampliar la mesa de discusión binacional, extendiendo el estudio que vienen realizando, para que abarque la situación acuífera, medio ambiental, humana y económica de la zona fronteriza.
Someter al debate sus conclusiones entre las organizaciones dominicanas y haitianas para conocer, ampliar y/o modificarlas.
Terminar las cacerías y deportaciones a trabajadores haitianos y haitianas que viven en la República Dominicana.
Impulsar la más amplia unidad de acción, contra los planes de ocupación militar imperialista en territorio haitiano, que tanto Ariel Henry, como Abinader, alientan.
Reivindicar la lucha por la plena soberanía e independencia nacionales de ambas naciones donde los pueblos discutan democráticamente la convivencia que necesitan para lograr la paz duradera.