FILSD2023: Boicot al apartheid en Israel y en República Dominicana

Amaury Rodríguez

Imagen: Kevin Caplicki

A la hora de realizar este escrito, se está llevando a cabo un boicot de la Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2023 (FILSD 2023), la cual tiene como país invitado al Estado genocida de Israel. Respondiendo al llamado de un grupo de escritores y activistas dominicanos y palestinos, más de 200 escritoras y escritores, trabajadores de la cultura e intelectuales de 28 países se han sumado al boicot cultural.

Emplazado políticamente por colectivos feministas, antirracistas y de izquierda a raíz de varios actos de censura, racismo, homofobia y transfobia así como amenazas por parte de grupos fascistas durante la edición anterior de la Feria del Libro, el Ministerio de Cultura sigue defendiendo el homenaje a Israel a espaldas del pueblo dominicano.

Pero la censura, el fortalecimiento de bandas neofascistas en la República Dominicana así como el acercamiento al Estado racista y genocida de Israel no son hechos aislados. Todos estos hechos se inscriben dentro de la lógica de dominación imperialista estadounidense en el Caribe y América Latina al ser Israel aliado de Washington. De igual forma, es parte del auge del conservadurismo a nivel mundial y del modus operandi del Estado dominicano que desde la fundación del Estado sionista en 1948 ha mantenido estrechas relaciones con Israel, iniciadas durante la sangrienta dictadura trujillista (1930-1961) aliada de Washington y de la dictadura franquista.

El boicot a la FILSD 2023 ha generado un amplio debate. Para la catedrática y socialista Ingrid Luciano, tener a Israel como país invitado no es mera coincidencia:

No tapemos el sol con un dedo: la decisión del gobierno dominicano, a través de sus autoridades culturales, de rendir homenaje a un Estado de apartheid debe leerse como un espaldarazo a dicho régimen.

En la actualidad, el gobierno del presidente derechista Luis Abinader está profundizando sobremanera las relaciones con Israel, no solo en materia represiva, con el asesoramiento policial y militar, sino incluso a través de la firma de un acuerdo con la compañía israelí, Mekorot, con miras a la privatización del agua.

A todo lo expuesto también se suman las coincidencias políticas —aunque con dinámicas distintas— entre la clase dominante dominicana y el régimen sionista. Desde su llegada al poder en el 2020, el presidente Abinader, abanderado del trumpismo, ha adoptado políticas racistas y reaccionarias dirigidas a la comunidad haitiana y sus descendientes. Como rechazo a la política abiertamente anti-haitiana y racista de Abinader, la declaración llamando al boicot de la FILSD 2023 condena el creciente giro antidemocrático del gobierno dominicano, el cual está avanzando hacia un sistema de apartheid que conlleva la exclusión política y social de la población dominicana de origen haitiano–desnacionalizada por una sentencia del Tribunal Constitucional en el 2013– y la comunidad inmigrante de Haití.

Boicot al sistema de apartheid en todas partes

El boicot a la FILSD 2023 cuenta con el apoyo de la Campaña Palestina por el Boicot Académico y Cultural a Israel (Pacbi), una de las organizaciones que desde hace varios años impulsan el boicot cultural y académico al Estado de Israel a nivel internacional. Ya desde enero de este año, la Pacbi le había exigido al gobierno dominicano cancelar su tributo al Estado de Israel en la FILSD 2023.

Mientras tanto, el 10 de agosto, el historiador y catedrático israelí Ilan Pappé dio a conocer su apoyo al boicot a la FILSD 2023 a través de un comunicado enviado a la prensa dominicana:

El Israel del 2023 es un Estado que oprime a los palestinos dondequiera que estén. Continúa el bloqueo inhumano a la Franja de Gaza, usa su ejército y a los colonos judíos para cometer un genocidio gradual en Cisjordania y mantiene un sistema de apartheid dentro de Israel mismo contra sus ciudadanos palestinos. Los palestinos no tienen el poder para detener estas políticas brutales por sí mismos y necesitan toda la ayuda que puedan recibir. Boicotear la participación cultural oficial israelí en ferias y eventos es una forma no-violenta y honorable de enviar a Israel un duro mensaje de que tales políticas no serán toleradas por ninguna persona con un mínimo de decencia.

Al boicot también se sumaron escritores, catedráticos, intelectuales y activistas de 28 países entre los que se puede mencionar a Angela Davis, John Keene, Susan Abulhawa, Rashid Khalidi, Nadine Naber, Steven Salaita, Junot Díaz, Abdul Hadi Sadoun, Milagros Sefair y Koldo Campos Sagaseta, entre otras personalidades del mundo de la literatura y la cultura.

Dentro de esta campaña de boicot cultural cabe destacar la valiente postura de dos escritoras de renombre que cancelaron su participación en la FILSD 2023: la poeta y novelista boricua Mayra Santos-Febres y la novelista de origen dominicano residente en los Estados Unidos, Angie Cruz.

Algunos escritores conocidos por sus críticas al autoritarismo, como el poeta chileno Raul Zurita (quien firmó la declaración y luego se retractó) y la escritora nicaragüense Gioconda Belli, han sido menos consecuentes al negarse a cancelar su participación en la Feria del Libro que honra el Estado de Israel. El caso de Belli llama la atención porque ella siempre ha mantenido una postura progresista de crítica a la opresión israelí contra el pueblo palestino.

La postura de Belli ante el boicot a la FILSD 2023 contradice una larga trayectoria de compromiso social desde la literatura y la política en Nicaragua la cual le ha costado muy caro. Belli, despojada de su nacionalidad nicaragüense por la dictadura orteguista y ahora nacionalizada española, no esconde su rechazo al avance de Vox y el neofascismo en el Estado Español. En ese orden, Belli fue una de las intelectuales que apoyó públicamente la coalición de centroizquierda Sumar y su candidata presidencial Yolanda Díaz. En una carta abierta, el movimiento domínico-haitiano Reconoci.do emplazó a Belli a un encuentro, recordándole la existencia de “paralelismos” entre lo sufrido en Nicaragua con las retiradas de nacionalidad por motivos políticos, y lo que viene sucediendo desde hace una década en República Dominicana, donde las personas de ascendencia haitiana son despojadas de su ciudadanía por motivos raciales, y con ella de los derechos más elementales, situación que se denuncia en el documento dirigido a la escritora:

Hoy gran parte de Latinoamérica acepta que en Nicaragua hay una dictadura, creemos que algún día también gran parte de nuestra región entenderá que no puede haber democracia con discriminación racial y apatridia y que el régimen dominicano no puede ser considerado democrático mientras impone políticas para oprimir racialmente y desnacionalizar a una parte de su población.

La FILSD 2023 pasará a la historia, pero no solo por sus escándalos de corrupción, o su dinámica comercial con altísimos costos para el alquiler de espacios o su política de censura. Sobre todo, será recordada por el gran debate que suscitó la decisión de un grupo de activistas e intelectuales de no participar, para no validar una alianza entre dos regímenes reaccionarios y racistas que oprimen al pueblo palestino, por una parte, y al pueblo dominicano y a la comunidad inmigrante haitiana, por otra.

Publicado originalmente en El Salto

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