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Quienes suscribimos esta carta expresamos nuestra solidaridad con Lauristely Peña Solano, docente, comunicadora, poeta y gestora cultural destacada, quien ha sido víctima de una campaña de difamación y acoso cibernético por parte de sectores neofascistas. Como consecuencia de este linchamiento mediático y los ataques realizados en las redes sociales, fue terminada de manera lamentable su relación laboral con la Secundaria Babeque. Quienes hemos trabajado con ella en ámbitos académicos y culturales conocemos de su responsabilidad, integridad, creatividad y liderazgo. El propio Estado dominicano reconoció su trabajo al premiarla en el concurso literario «Escribir desde las aulas» este año.

Esta campaña de mentiras ha sido llevada a cabo por sectores ultraconservadores y antidemocráticos, que no representan el sentir ni de sus colegas, ni de sus estudiantes y tutores. Con mala fe, estos sectores, amplificados por el falso periodismo, se basan en teorías conspirativas para sustentar su ataque a la igualdad, inclusión, respeto, diversidad y pensamiento crítico que deben primar en la educación.

El ataque y la difamación han escalado contra la propia Secundaria Babeque y su directora, Rosalina Perdomo. Se trata de una institución y una educadora con una amplia trayectoria formando jóvenes con excelencia académica, integridad humana y compromiso con su entorno. Llamamos la atención a la sociedad dominicana de la necesidad de detener estos discursos de odio, frecuentemente amplificados por
comunicadores irresponsables, sensacionalistas y amarillistas. Los medios de comunicación deben respetar las leyes que salvaguardan la integridad de las personas y abstenerse de participar en campañas de difamación contra trabajadoras y trabajadores de la educación. También rechazamos la impunidad brindada por las autoridades a los perpetradores de esta y otras campañas de odio y discriminación
basadas en la homofobia, el racismo y la misoginia.

La situación de Peña muestra la fragilidad de las y los docentes, quienes tienen derecho a asociarse para protegerse colectivamente de este tipo de ataques calumniosos y defender la calidad de la educación frente a sus enemigos.

Activistas de derechos humanos vienen denunciando la escalada de la persecusión, amenazas y agresiones que sufren por parte de los sectores ultraconservadores, con la inacción cómplice de las autoridades. Son los mismos grupos que hoy se ensañan contra varias educadoras y una institución académica de alto prestigio. Si lo dejamos pasar, no faltará mucho para que el fundamentalismo religioso, el pensamiento oscurantista y totalitario cubran por completo a la sociedad dominicana, extinguiendo los últimos reductos de libre expresión, pensamiento crítico y educación científica.

Firman